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Cocina saludable, fácil, práctica y económica
Aunque a veces parezca que cocinar de forma saludable es costoso, difícil y tedioso, no hay nada que una buena metodología no pueda solucionar.
Queremos acompañarte a construir hábitos que te permitan disfrutar de la preparación de tus alimentos, no importa si eres experto o si estás comenzando en la cocina, recuerda que cocinar es un acto de amor propio, por eso te invitamos a verlo no como una obligación sino cómo una de las herramientas más poderosas que tienes para influir en tu salud y nutrir tu cuerpo.
Haz un menú semanal
¡Inspírate en la web! Nada más deli que explorar Pinterest en busca de recetas, así que escoge tus platos favoritos y crea un menú semanal que te sirva de base para definir una lista de ingredientes, de este modo evitas comprar cosas de más y ahorras muchísimo tiempo pensando en que preparar cada día.
Compra los vegetales más frescos que puedas
La gran mayoría de alimentos de los supermercados pasa por muchas manos antes de llegar hasta las estanterías, eso hace que cuando los lleves a casa se dañen fácilmente. Cocinar con ingredientes que lucen deteriorados, o que se están marchitando no es para nada inspirador y puede hacerte perder mucho dinero. Por eso Las huertas locales son una opción ideal: compras alimentos de temporada que literalmente van del cultivo a tu mesa.
Escoge 2 días de la semana para hacer “meal prep”
Dos espacios de 3 horas son suficientes para preparar un montón de recetas que puedes dejar listas en la nevera, no se trata solo del tiempo que ahorras cocinando, sino que además si tienes alimentos listos vas a poder armar comidas deliciosas de una forma tan sencilla que será menos probable que pidas domicilios o salgas a comer a la calle.
Recuerda que congelar también en una excelente opción, los alimentos no pierden propiedades al congelarse, eso es un mito.
Abastece tu despensa sabiamente
En la variedad está la verdadera nutrición, por eso estar bien preparado es clave, no se trata únicamente de tener ingredientes frescos, sino también de contar con opciones no perecederas como granos, semillas, nueces y deshidratados que te permitan ser creativo y versátil en la cocina.
Evita los aceites vegetales refinados
Los aceites de canola, girasol y soya son superinflamatorios. Algunas alternativas son:
El aceite de oliva, que es antiinflamatorio, y tiene un alto contenido de antioxidantes, apoya la salud cardiovascular y cerebral.
El aceite de coco, que tiene un alto contenido de triglicéridos de cadena media (MCT) que respaldan la función cognitiva saludable.
El aceite de aguacate, (ideal para cocinar a altas temperaturas) está cargado con ácido oleico saludable para el corazón.
El aceite de ajonjolí, tiene un gran aporte de calcio, aroma y sabor agradables y también resiste altas temperaturas.
Prueba diferentes tipos de cocción
Un brócoli se puede preparar de muchas formas diferentes: escaldado, al vapor, salteado, al horno, frito. Si siempre comes lo mismo, preparado de la misma manera terminarás aburriéndote, tu paladar necesita diversidad de texturas, de sabores. Tu microbiota tambien agradecerá tanta diversidad.
Equilibra todos los grupos de alimentos
Si bien los vegetales deben ocupar la mayor porción de tu plato, es importante que tengas en cuenta TODOS los grupos de alimentos a la hora de preparar tus comidas:
Carbohidratos: Quinoa, arroz integral, frijoles, lentejas, garbanzos.
Grasas buenas: huevos, aguacate, aceites de buena calidad, nueces y semillas
Proteinas: Pollo, pescado, carne, huevos.
Disfruta el tiempo en la cocina
Dicen que la comida más nutritiva para una persona es la que esa persona cocina para si misma, así que sácale todo el provecho a esta oportunidad, haz que tu cocina sea un espacio agradable, invierte en utensilios que te provoque usar, un buen sartén, unas buenas ollas, un cuchillo bien afilado, toallitas de tu color favorito, un delantal que te haga sentir empoderado y eso si buena música, para conectar con ese chef que llevas dentro.
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